No me equivoco si digo que Gran Hermano ha sido uno de los programas más vistos de la televisión española durante dos décadas. Un formato en su día innovador que supo cautivar tanto a espectadores como concursantes. Hablamos con Carlota Prado, concursante de GH Revolution en 2017, víctima de un presunto abuso sexual (todavía no hay sentencia) por parte de otro concursante mientras las decenas de cámaras seguían grabando. El caso se encuentra judicializado. Y aunque la vista no se celebró el pasado 8 de febrero, tal y como estaba previsto, agradecemos a Carlota su predisposición.
También hablamos con su abogado, Santiago Marín Serrano, quien nos comenta que se debe pedir la nulidad del proceso judicial “por un grave y extraño error en la fase de instrucción”. Lo que no quita que Carlota, tras años de espera, insista en que desea que el juicio “se celebre cuanto antes” para acabar con todo esto.
Con todo, y dejando al margen cualquier tipo de rumor o declaración infundada, el objetivo de esta entrevista no es otro que el de dar voz a una verdad silenciada por el poder.
Hola Carlota, ¿contra quién es exactamente el juicio: contra José María, contra Gran Hermano o contra toda la productora?
Este proceso judicial es solo contra José María. La productora, Zeppelin TV, actúa como responsable civil en caso de que el acusado se declare insolvente.
¿Y qué esperas conseguir?
Me gustaría conseguir un cambio en todos los sentidos, pero no quiero notoriedad. Utilizo todos los conocimientos que he adquirido a lo largo de mis 28 años para seguir adelante y no perder la fuerza.
¿Cómo te encuentras?
Me encuentro bien. Tengo proyectos de vida. Por ejemplo, me gustaría estudiar la carrera de Ciencias Políticas o dedicarme al arte. Por cierto, el próximo jueves cantaré en el Louie Louie Estepona, que es algo que me apasiona.
Jamás he olvidado todo aquello, pero lo único que me importa es estar bien y defender mi verdad. Cada persona que ha participado de lo que me hicieron, o se haya jactado, va a tener una respuesta judicial por mi parte.
¿Qué opinas de la telebasura?
Gran Hermano no es otra cosa que un experimento sociológico. Es un formato que siempre me pareció interesante. El mayor cáncer televisivo actualmente es Sálvame, más que nada por la cantidad de horas emitidas. Tenemos a más de la mitad de la población de la tercera edad enganchada.
Después de lo que te ocurrió imagino que tu idea sobre Gran Hermano cambió.
Yo cada vez tengo más claro que el problema no fue el formato en sí, que también; sino las personas que estuvieron allí esa noche y permitieron la violación en directo. María Robles, la ‘súper’ de GH en aquel momento, hizo una llamada para saber cómo proceder ante lo que estaba pasando. Es decir, se pudo haber evitado.
Está claro que el procedimiento del programa no fue para nada acertado…
Evidentemente. Quiero dejar claro que una cosa es la violación y otra, igual de grave, la actuación de todos los presentes y la tortura de después. ¿Es que tenían algún problema personal conmigo para hacer lo que me hicieron? Me parecen personas con un carácter pusilánime. La casa de Guadalix de la Sierra no es una casa aislada; detrás de las paredes había trabajadores, acceso por trampillas… No hay justificación alguna.
¿Te obligaron a ver las imágenes al día siguiente?
Esa es otra. Me obligaron a mí, no a él. Es más, se tomaron la molestia de editar la grabación para que viese lo sucedido desde todos los planos posibles. Todo esto después de despertarme ese día y pasar la mañana con el agresor, pues yo no era consciente todavía de lo que esa persona había hecho. No logro entender por qué decidieron dejarlo tantas horas a mi lado.
“Se tomaron la molestia de editar la grabación para que viese lo sucedido desde todos los planos posibles”.
Y después te aislaron en un hotel…
Fue una tortura. Yo tenía familia en Madrid. Podría haberme ido con ellos, pero decidieron seguir otro procedimiento. Dos años después, me llamaron para decirme que ponían a mi disposición a un equipo psicológico.
Me puse en contacto con ellos hace poco, quería preguntar si me podían ayudar (a través de cualquiera de sus medios) a presentarme a la vista oral. Pero no obtuve ninguna respuesta por su parte. Jamás me han ayudado.
Siempre diré que podría haber manejado la situación de otra manera, pero estaba totalmente en shock por lo que había pasado la noche anterior. Cualquier decisión que tomase en ese momento era temporal. Yo necesitaba hablar con mi familia para saber cómo actuar.
¿Sientes que tu caso se ha invisibilizado?
Totalmente. Hablamos de una agresión ocurrida en un programa que era el buque insignia de la televisión. Un programa en el que la dirección es cabeza de entretenimiento. Ningún partido político se ha pronunciado al respecto, excepto VOX y Unidas Podemos Cádiz. Tampoco nadie me ha pedido perdón.
Su abogado lucha contra un error judicial
“Existen indicios suficientes para enjuiciar como abuso sexual con penetración”, afirma Santiago Marín en base a las pruebas audiovisuales, el hecho de que la víctima vomitase y que se despertara con los pantalones del agresor puestos y la ropa interior medio caída. “El acusado le reconoció a Carlota que solo habían sido unos minutos y que no se había llegado a correr”, añade Marín. ¿Entonces, por qué su abogado pide la nulidad del proceso judicial?
“Es un error poco común, incluso raro, que deja en muy mal lugar a la Justicia española”.
“El primer error viene del Juzgado de Instrucción. Al haber sólidos indicios de que fue un abuso sexual con penetración, este caso debería de ser competencia de la Audiencia Provincial, pues hablamos de un delito con una pena superior a los cinco años”, explica claramente Marín. A lo que continúa: “El Juzgado de lo Penal no tiene competencia para juzgar los hechos”. Dicho con otras palabras, el Juzgado de lo Penal sólo es competente para enjuiciar delitos con penas de hasta cinco años de prisión.
¿Entonces, por qué es el Juzgado de lo Penal quién se está responsabilizando del caso? Según Marín, lo que tendría que ser enjuiciado como abuso sexual con penetración se está tratando como un simple manoseo o tocamientos. Evidentemente, con una pena mucho menor. “Es un error poco común, incluso raro, que deja en muy mal lugar a la Justicia española y convierte a Carlota en víctima de una pésima gestión”.
Al abogado, experto en Derecho Penal y Penitenciario, también le sorprende que los medios no se hicieran eco de esto hasta la tarde del martes, momento en el que se suspendió la vista y él hizo las primeras declaraciones públicas. “Es algo tan básico. Para que me entienda todo el mundo, es como si un homicidio se estuviese juzgando por lesiones”. Además, añade, “me costó meses conseguir las pruebas audiovisuales que necesitaba para hacer bien mi trabajo”. Marín se convirtió en abogado de la víctima el pasado mes de junio, momento en el que se encontró con “este desastre”.
La tuvieron aislada en un hotel, sin teléfono móvil y a cargo de una de las personas que aquella noche presenció todo, pero no hizo nada.
Tanto Carlota como su abogado coinciden en que a ella la tuvieron aislada en un hotel, sin teléfono móvil y a cargo de una de las personas que aquella noche presenció todo, pero no hizo nada. El perfil de Carlota les interesó por algún motivo. “El casting ya estaba cerrado. Me hicieron una entrevista y me cogieron directamente. No tuve que pasar ninguna fase”, confiesa la joven.
En defensa de los intereses de Carlota, lo único que quiere Santiago Marín es que se haga justicia. “Si hubiese sentencia, la vamos a recurrir. La opinión pública está destripando este juicio y yo tengo que dar a conocer lo que está pasando”.