La virtud ya no está en el centro

El preu de la llibertat

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Hace tiempo, concretamente el 11 de abril de 2018, escribía mi primer artículo para la Revista Mirall. Una reflexión política sobre la actualidad y con la mirada puesta en el 26 de mayo de 2019, fecha en la que supuestamente se deberían haber celebrado las elecciones autonómicas de la Comunitat Valenciana. Y hoy, aunque más pronto de lo esperado, ya estamos en ese futuro. Con más inquietudes que certezas, es cierto, pues nadie puede asegurar el resultado del próximo domingo. Pero también, con una emoción renovada. Pues el debate político ha vuelto a inundar las portadas, reuniones de amigos y sobre todo, los verdaderos templos del saber, las barras de los bares.

¿Qué pasará en la Comunitat? Pues no estamos seguros, pues hay muchas variables a tener en cuenta. Habrá que estar pendientes de los movimientos del PSPV, del posible descenso de Unides Podem-EU y sobre todo, de la irrupción desmesurada que parece va a tener VOX. A nivel nacional ya lo vimos en los debates de los candidatos de los principales partidos. Poco, muy poco se habló de los problemas de nuestra tierra. Ya sabemos que en Madrid están muy ocupados con Cataluña. También sabemos de los deseos de centralización de PP y Cs. Quizá por eso Joan Baldoví sea el político mejor valorado de España, y quizás por eso, Compromís sea una opción tan atrayente en nuestra tierra. Al final, ¿uno no vota a los que le defienden?

Además de las autonómicas, tendremos también las elecciones generales y después de ver todos los resultados (alegres o tristes según ideología), el esperado capítulo 8×03 de Juego de Tronos. ¡Un superdomingo vaya! Y como digo no hay muchas certezas, aunque una sí que es incuestionable. Gane quien gane, tendrá que pactar con sus “adversarios” para formar un gobierno. Y esto, tan común en Europa y países de nuestro entorno, no es tradición aquí. Y como en este país las tradiciones se respetan…, pues seguro que tras las elecciones, veremos un espectáculo grotesco de egos, hipocresía e insultos. Y es que ya lo decía Valle-Inclán en Luces de Bohemia: España es una deformación grotesca de la civilización europea.

Y en referencia a los pactos y su importancia en la estrategia de los partidos políticos, en mi humilde opinión, un partido de cuyo nombre no quiero acordarme ha cometido un error que le puede costar el gobierno a su bloque. Porque en un momento como este en el que no importa tanto el que gane, sino quien logre la mayoría parlamentaria, no se entiende que por hacer un buen debate o quedar por encima de tu “oponente”, ataques precisamente a tus socios. Los votantes quieren ver unidad frente a los “enemigos”, quieren ver alternativas fuertes, irrompibles, imparables. Como digo, uno de los bloques no lo ha conseguido esta campaña. Los debates lo evidenciaron. Y esto, puede ser un indicador de lo que puede pasar el 28A.

Soy consciente de que el anterior párrafo es casi un acertijo, sin nombres ni siglas. Pero esa es la intención. Porque la política, las elecciones y más este momento incierto de encuestas falibles y posibilidades múltiples, es complejo. Es muy complejo. La política es un juego, un acertijo a descubrir. Un truco, una sombra en la pared. Aristóteles y la serie Borgen nos enseñaron que la virtud está en el centro. Pues bien, como quedó claro en los debates, el centro en España no existe. Algunos ya lo sabían, otros lo sospechaban. Pero después del espectáculo de ese señor al que no quiero hacer referencia, las cosas ya se ven claramente, azul oscuras casi negras.

El domingo finalmente, descubriremos el pastel. Y da igual quien gane o pierda, o quien viva o muera en la batalla del 8×03 de Juego de Tronos. Al final los ciudadanos, seguro que nos pegamos la “hostia”. La suerte está echada, Valar Morghulis.