¿Para qué votar?

"A mí no me mires, yo voté a Kodos"

 

Seguramente hayas oído esta pregunta alguna vez, o la hayas hecho. No te culpo. La política puede llegar a ser muy aburrida e incluso desilusionadora. A veces no llega a ninguna parte, se hacen promesas para el colectivo que esconden intereses individuales, el progreso es lento… Y coincido con muchas de las objecciones contra la democracia: sirve para mantener apaciguado al pueblo, para darle la sensación de representación, realmente quien manda es la economía actualmente lo que hace a la democracia una farsa… Además, ya tenemos suficientes cosas de las que preocuparnos. Entonces, volvamos la pregunta. ¿Para qué votar?

Yo tengo un par de motivos, Una de ellas es que no encuentro una solución mejor, no voy a engañar a nadie. Pero al menos intento aportar una solución con las cartas que tengo en este juego que sé que está trucado en muchas ocasiones que es la democracia. Pero también sé que hay una posibilidad de solucionar las cosas sin llegar al conflicto, ya que la sociedad democrática por un lado la percibo como un pacto para evitar la violencia ( lo cual tiene su lado positivo). Lo sé viendo algunos logros que se han conseguido a través de la democracia. Con esto no quiero deslegitimar la lucha de muchos colectivos: la protesta entra en mi idea de la democracia, es vital. Pero muchos de esos colectivos no tenían la herramienta para cambiar las cosas que es el voto. De hecho, muchos de esos colectivos lucharon por tenerla.

Decía Assata Shakur del Partido Pantera Negra que nadie en la historia ha conseguido nunca su libertad apelando al sentido moral de sus opresores. Creo que es verdad, pero esto es un contexto diferente. No es cuestión de apelar a la moral del opresor, sino crear una nueva visión en la opinión pública que le condene, y el opresor no podrá hacer nada más que defender su postura. Si recurre a la violencia, no sólo se desligitimará, sino que mi discurso cambiará. Pero demostraremos que nosotros, pese a todas las adversidades, ganamos. Llevábamos razón. Me recuerda a ciertas elecciones de 1931… Y para conseguirlo todos quienes queremos cambiar las cosas y tenemos una visión parecida hemos de participar de alguna manera u otra, aunque sólo sea votando pero sabiendo qué votamos, a quién votamos. Y si no te gusta ninguno, siempre te puedes presentar, lo cual es un trabajo duro y puedes no ganar. Pero Podemos lo hizo, y han conseguido logros (renunciando a algunas cosas, pero eso es otra historia). El panorama no es igual. El bipartidismo ha muerto pese que haya vestigios. Se ha quedado desnudo. Como decía Tupac Shakur en una entrevista para la MTV: “ Cuando digo americanos, la gente piensa que hablo del Tío Sam. Literalmente el Tío Sam, con su pelo canoso y la bandera pero me refiero a ti, a ti, a ti. El tipo común. Tú. El mecánico, quien sea. ¡Tú! Tú tienes que hacer algo. Tienes que analizarte para saber qué racista eres. Es real.”

Esto es muy fácil expresarlo, pero difícil realizarlo. Pero depende de cada persona. La persona individual es la clave del colectivo con su capacidad de llegar a un acuerdo y no ensimismarse y cerrarse a negociar. No os convirtáis en M. Rajoy negociando en Catalunya, es decir, no rechacéis por completo alcanzar un acuerdo. Realmente quienes quieren cambiar las cosas nos podemos unir, fijando un objetivo común, renunciando todos a diversas cosas. No se puede tener todo en esta vida, ni siquiera Pedro Sánchez, que es republicano pero se siente bien representado en la monarquía parlamentaria.

Lo que estoy escribiendo son más bien recomendaciones que intentan abarcar a muchos tipos de personas en su relación con la política, pero por eso estudio lo que estudio: intento cambiar tantas cosas que mi solución es desde dentro. Acepto sugerencias, puede que esté viendo solo la mitad del paisaje, reconozco errores y pienso que ni yo ni nadie tiene la razón absoluta. En resumidas cuentas, mi mensaje es que hay que involucrarse en la política en la medida que cada uno necesite: no voy a obligar a nadie a nada. Pero mi creencia es que hay que involucrase un mínimo al menos votando para no dejar que nos engañen, roben y exploten. Al menos vota para que la próxima vez que digas o escuches una queja sobre el gobierno puedas decir que tú no has contribuido en eso (si no te gusta el mismo, claro). La mayoria de las veces no intervenir es ayudar también, y puede que no estés ayudando a quien lo necesita de verdad.

Voy a terminar este artículo (que he tardado más en hacerlo que Rockstar Games el Red Dead Redemption 2, al menos espero que tanto el artículo como el videojuego valgan la pena) con una cita del documental Damas y caballeros, mi nombre es Paul Heyman, que trata sobre la vida de la conocida personalidad de la lucha libre. Pese a no tener que ver con política, después de volver a verlo, me sorprendió ya que mientras yo saco del lago que es mi mente mis pensamientos con un barreño, este momento lo sentí como si un desconocido hubiera conseguido llegar al lago y sacar una jarra entera con este pensamiento: hay que intentar aportar soluciones (aunque también veo necesario quejarse, pero soy muy perfeccionista). Esta cita (contada por el propio Paul E) es de Jim Crocket Jr (famoso promotor norteamericano) quien intentó convencer a Heyman de ser su compañero al mando de la jefatura creativa de su compañía, cuando el neoyorquino ya le habia dicho que no:

“Wow. Después de todo este tiempo eres como todos los demás. Jodes y gimoteas y te quejas sobre por qué ellos no están haciendo las cosas de esta manera y por qué ellos no están haciendo las cosas de aquella manera. Pero al final del día todo lo que haces es joder, gimotear y quejarte. No estás haciendo nada para cambiar el sistema porque no puedes cambiar el sistema desde fuera quejándote. Solo podrías cambiar el sistema desde dentro implementando una nueva visión. Entonces, ¿tienes una nueva visión o solo estás jodiendo?”

Paul Heyman acabaría en una empresa de Philadelphia llamada Eastern Championship Wrestling, la renombró en 1993 Extreme Championship Wrestling y con su estilo violento, contracultural y controversial (la expresión inglesa Bouncing Checks se puede definir con su fotografía) revolucionó la lucha libre, dejando una huella que, incluso después de su cierre en 2001, aún se recuerda debido a la gran conexión que construyó con sus fanáticos.