Historia de las mujeres transgénero

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El pasado febrero recuperé un poco de esperanza en la humanidad; la plataforma ultracatólica ‘Hazte Oír’ sacó por las calles un autobús con un lema transfobo cuyo único objetivo era pasearlo por los colegios de toda España para generar odio y agresiones contra los niños y niñas transgénero. Recuperé la esperanza porque, casi en unanimidad, la sociedad española se posicionó en contra de esta autobús y su mensaje; los hechos saltaron a los medios y esta asociación, que llevaba años generando odio impunemente, empezó a salir a la luz, siendo rechazada por la mayoría de los ciudadanos.

Pero por desgracia en la sociedad aún persiste la transfobia, en especial contra las mujeres trans. Hoy quiero hacer un pequeño homenaje a las mujeres transgénero que comenzaron la lucha por los derechos trans e incluso dieron su vida por ella.

Cuando hablamos de mujeres trans a la mayoría de las personas se les viene a la mente Lili Elbe, cuyo caso se hizo viral tras el estreno de la popular película “La chica danesa”. La historia de Lili, a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX, es uno de los primeros casos documentados de la existencia de una mujer trans. Su lucha fue personal, fue una lucha por ser reconocida como lo que siempre fue: una mujer. Lili no tuvo referentes, fue una pionera por lo que tuvo que sufrir el convertirse en la conejillo de indias de aquellos médicos que decían ayudarla pero que en realidad le provocaron graves problemas de salud. Sin embargo, y a diferencia de lo que se nos cuenta en la versión cinematográfica, Lili contó con el apoyo de su mujer y su entorno desde el princpio.

Lili Elbe murió en 1931, por aquel entonces nuestra siguiente protagonista, Roberta Cowell, tenía 13 años, nueve años más tarde se alistó en el ejército británico donde pronto se convirtió en heroína de guerra gracias a sus proezas. Al igual que Lili, Roberta era una mujer trans, en la década de los 50 decidió comenzar su transición. No tenía ni idea de como empezar, estaba asustada y perdida, por lo que decidió acudir a Michael Dillon, un hombre transgénero que había conseguido vivir ante la sociedad con su verdadera identidad. Michael ayudó a Roberta a completar su transición, pronto su caso se volvió mediático, siendo una de las primera mujeres trans de la que la prensa tuvo constancia, agradecida por la ayuda recibida Roberta y Michael se hicieron grandes amigos, Michael a cambio sólo le pidió a Roberta que no revelara a nadie su condición de hombre trans. Por desgracia Roberta incumplió su palabra, y Michael tuvo que abandonar la vida que había formado con su condición de hombre. Roberta tuvo una vida larga, algo nada común en las mujeres trans, murió en 2011 a la increíble edad de 93 años.

El 28 de junio de 1969 se produjo un punto sin retorno en la lucha LGTB: los disturbios de Stonewall. A partir de este hecho todo el sistema que oprimía al colectivo LGTB empezó a derrumbarse. En esta revuelta las mujeres transgénero tuvieron un papel importante de liderazgo, destacando a Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, activistas que se convirtieron en referentes en la lucha trans. Por desgracia el papel de las mujeres trans en estos hechos se han querido borrar de la historia de movimiento.

En nuestro país cuando hablamos de mujeres trans tenemos que hablar del caso de Sonia Rescalvo, una mujer trans asesinada por varios neonazis en 1991. Su caso fue un punto de inflexión para la justicia, pues por primera vez los jueces reconocieron que había sido asesinada por ser mujer transgénero, y se condenó a sus asesinos por ello. Su caso fue un punto de no retorno en la lucha por los derechos de las mujeres trans en España pero en especial en Cataluña, el primer paso fue la creación de una fiscalía especializada para perseguir los crímenes contra el colectivo LGTB.

Actualmente las mujeres transgénero contamos con una visibilidad y un apoyo nunca imaginados hace escasos 15 años, existiendo mujeres trans de gran calado internacional como las hermanas Wachowski, directoras de Matrix, o Caitlyn Jenner. Pero no debemos olvidar que los derechos de las mujeres y hombres trans siempre han ido por detrás de los del resto del colectivo LGTB. Mientras que el matrimonio igualitario fue aprobado en España en 2006, la ley de identidad de género no fue aprobada hasta un años más tarde, y sólo gracias a las presiones de figuras públicas como Carla Antonelli, activista socialista y transgénero. A pesar de todo, dicha ley es absolutamente insuficiente y condena a las personas trans a que su terapia hormonal dependa de un psicólogo y a vivir durante dos años sin su verdadera identidad plasmada en documentos oficiales. Por todo ello los avances no deben hacernos olvidar que aún queda mucho por hacer y por ello la lucha trans debe continuar.