Alice Guy, la primera directora de cine de la historia

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Cuando surge la técnica con la que es posible crear la sensación de movimiento mediante la proyección de imágenes, aproximadamente a finales del siglo XIX, la mujer se encuentra inmersa en una sociedad caracterizada por su desigualdad y privada de muchos de sus derechos. A pesar de las circunstancias adversas, una mujer consigue hacer también suyo un negocio y una forma de expresión que en un principio es solo de hombres. A través de una mirada crítica y fresca, estampa la visión del rol de la mujer del momento, así como las ataduras a las que es sometida. Ella es Alice Guy, la primera mujer directora de la historia. Y aunque jamás se pronuncia a favor o en contra del feminismo, además de las ideas fundamentales de las películas, el vestuario o las identidades de los personajes, son especialmente los matices, la perspicacia y los dobles sentidos de sus películas los que conducen a pensar que sus creencias pudieran ser feministas.

Probablemente, Léon Gaumont, un pionero de la industria del cine, no es consciente de la oportunidad que le está brindando a Guy cuando la contrata como secretaria para trabajar en su compañía de fotografía. De esta manera, ella es testigo de la demostración del cinématographe de los hermanos Lumière, y convence a Gaumont para usar la cámara con la que este se hace con el propósito de grabar. En mayo de 1896, ella escribe, dirige y produce La Fée aux choux, tan solo algunos meses más tarde a la considerada la primera película narrativa de la historia, L’Arroseur arrosé de Lumière.

La compañía Lumière puede considerarse una especie de escuela de cine para Guy, ya que rehace e imita varias de sus películas. No obstante conforme va madurando y evolucionando como cineasta, va elaborando sus propios guiones originales. Las producciones de Guy esconden cierta ironía, una sensación de chiste oculto y su mirada crítica casi expectante a encontrarse con la nuestra. Una característica del trabajo de Alice Guy es su juego con el vestuario y las apariencias para crear identidades sexuales. Les Résultats du féminisme de 1906 es un ejemplo muy interesante, que muestra la visión de cómo sería el mundo si las mujeres lo dominasen y los hombres fueran subordinados, quedando relegados a ser simples complementos. Al final de la película los hombres maltratados se juntan y echan a las mujeres de un café donde se filma la última escena. Los hombres exultantes permanecen allí, orgullosos de haber hecho justicia. Esta parodia puede interpretarse de varias maneras. Por una parte y teniendo en cuenta el desenlace, se podría tomar como una comedia que recrea las desgraciadas consecuencias de la toma de poder de las mujeres. Sin embargo, por otra, muchas espectadoras de aquel 1906 deberían haberse sentido identificadas con los varones maltratados y traducir aquellas escenas como una iniciativa a no dejarse manipular.

Otra de muchas comedias en que Guy hace uso del travestismo es Officer Henderson producida en 1911. En ella dos oficiales de policía se ven obligados a vestirse de mujeres para atrapar a carteristas que pretenden robar a las mujeres que hacen la compra. Henderson, uno de ellos, disfruta coqueteando con un señor en una cafetería y regresa a la comisaría para contarles la broma a sus compañeros. Desgraciadamente, es la mujer de Henderson quien encuentra las ropas en su casa y decide vestirse con ellas para comprobar si su marido la está engañando. La historia prosigue en un cúmulo de cómicos malentendidos hasta el final, en el que todos se reconcilian. Guy juega con las identidades de sus personajes satirizando las convenciones de ambos sexos establecidas en la sociedad. La directora se muestra irónica respecto la feminidad y la visión social del comportamiento femenino, sobre todo cuando son los hombres quienes adoptan el rol de la mujer.

En el caso de Cupid and the Comet de 1911, es una muchacha la que toma la iniciativa de vestirse de hombre. Ella desea escaparse con su amante pero su padre la sorprende y luego de darle una paliza le quita sus vestidos, con lo que la única opción para ella es usar las ropas de su padre, cerrar el armario de este con llave y saltar por la ventana. Al darse cuenta el progenitor, que además, puesto que era de noche, está dormido, no tiene más remedio que ponerse las prendas que le había cogido a su hija cuando descubre que no puede abrir su armario. La historia termina con la grotesca imagen de este disfrazado de mujer, intentando impedir ante el clérigo, que su hija se case.

En esta grabación, vemos a la mujer adoptando el aspecto de un hombre para llegar al grado de iniciativa que merece y al que tiene el paso vallado, en dicho caso por culpa de la figura paterna. Por lo tanto, sean los hombres o las mujeres quienes se travistan, las “moralejas” de dichas películas confluyen en subrayar la resistencia a las convenciones a las que las mujeres están sometidas, y no los hombres.

Un interesante tema que abordó Alice Guy fuera del ámbito del travestismo, fue la cuestión de la igualdad marital. Una de las películas que la trataba fue Matrimony’s Speed Limit de 1913, que narra la historia de una heredera y un negociante, que están prometidos. Nada más empezar, él advierte que lo ha perdido todo, y a pesar de que ella le propone que sigan adelante con su dinero, él la rechaza y se marcha. Ella decide engañarlo y le envía un telegrama, en que se le comunica que un familiar lejano que acaba de fallecer le ha dejado su fortuna con el único requisito de que esté casado antes de mediodía, con lo que solo cuenta con diez minutos para encontrar a su prometida. Al final, contraen matrimonio y una vez ella le cuenta la verdad, hacen las paces.

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En este caso, Guy plantea que un matrimonio no pierde valor porque el poder económico no lo posea el marido, sino que debería estar fundamentado en la relación emocional. La temática de esta filmación debe resultarle muy cercana a Guy, dado que en su matrimonio una vez funda Solax Company es ella la que gana más dinero.

Aún cuando muchas de las películas de Guy no tienen una temática feminista destacada, son la visión y voz reivindicativas las que hilan el relato. No obstante, no son solo sus grabaciones las que esconden mucho, sino que la propia Guy se muestra siempre como una persona compleja, reservada y fina ante la prensa. Como dice Wheeler Winston Dixon, Guy “esquivaba limpiamente cualquier cuestión seria acerca de la identificación del género y la ubicación sexual que sus historias de travestismo e identidades confusas pudieran plantear, atribuyéndolo todo a su inocencia”.

Es una pena que una gran parte de sus películas se haya perdido, ya que las primeras no contienen títulos de crédito, y antes de 1912 no hay reconocimiento de los derechos de autor en el mundo cinematográfico. Ni siquiera Léon Gaumont, para quien Guy produce, la menciona cuando recibe la Legión de Honor, importante distinción francesa, en 1924. Este sí que reconoce la labor de inventores y técnicos pero no a ninguno de los realizadores cinematográficos. Una razón más para que Guy sea poco reconocida e incluso olvidada durante bastante tiempo.

Lo que sin embargo no se puede obviar, es cómo satiriza las convenciones sociales respecto a lo que deben ser las relaciones entre hombres y mujeres, cómo se ríe limpiamente de lo establecido, juega con ello y lo hace cómico, traviste a sus personajes y da prioridad a las mujeres. Tal vez sus películas no tienen un mensaje de crítica directa, y por supuesto tampoco sus films son tomados nunca así cuando los rueda, pero precisamente por eso, por mostrar cómicamente el comportamiento que impone la sociedad a las mujeres, creo que Alice Guy es feminista. Y aquellos espectadores de 1900 que supieran mirar, que pudieran ver más allá y se fijaran en los detalles, aquellos que de verdad analizaran la temática un poco más lejos, podrían extraer una importante dosis de realidad en las escenas que representaba la directora.

Sara Gorordo. Soy una estudiante de Administración y Dirección de Empresas con ganas de dialogar, investigar y conocer. En 20 años me veo habiendo viajado mucho. Creo que solo se puede llegar a ser un profesional excelente comprometiéndose con el crecimiento de los demás. 

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