La depresión y su entorno

El preu de la llibertat

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Estás así porque quieres, sal un poco y despéjate, anímate, solo tienes que poner de tu parte. ¿Os suena? Sí, típicas frases vacías que se usan a modo de tópico de forma inconsciente y que al escucharlas la persona afectada suele alejarse más que acercarse. El paternalismo y la condescendencia hacia aquel que sufre depresión es algo que puede conllevar efectos destructivos. Permitidme que use la primera persona en ciertos aspectos, esta opinión es personal y tampoco pretendo que sea una lección general ni nada parecido, es mi punto de vista tras mi experiencia individual y colectiva. El entorno juega un papel importantísimo en la recuperación de uno mismo porque es eso que acompaña y te hace sentir cómodo para recuperar tus inquietudes, volver a reanudar o emprender proyectos personales, afrontar obligaciones y responsabilidades, etc…

Yo pasé por quirófano para operarme la rodilla, algo que conlleva un tiempo predeterminado de recuperación y rehabilitación según cada persona, tenemos casos que oscilan de 6 meses a incluso años. Ahora bien, ¿por qué en salud mental aún la gente no tiene esa percepción? Entendemos que una persona con muletas o dolencias físicas necesita un trato distinto en movilidad, ciertas preferencias, ¿por qué en una depresión la gente de alrededor actúa de forma plana y no adaptada a cada caso? Peor aún, ¿por qué en una depresión hay gente que se aleja aún empeorando la recuperación de la persona afectada? Mi opinión es que el desconocimiento y la falta de empatía juegan un papel muy importante en esa exclusión y estigmatización. Con el tiempo aprendí a no culpar a las personas de ciertas acciones, la gran mayoría las hacen de forma inconsciente y porque no las han educado facilitando cierta comprensión emocional. Ahora, ese tipo de personas bien lejos de mi vida, puede que a otros les encaje totalmente por su forma de ser o vivir, pero en mi vida solo han producido decepciones y si algo aprendí todo este tiempo es a saber evitarlas sin miramiento alguno.

Volviendo al entorno, muchas veces nos pensamos que todos somos adivinos y que tenemos que saber el estado de ánimo o percepción emocional de todo aquel que nos rodea, por eso sentimos impotencia cuando no nos entienden en ciertos casos y acto seguido nos cabreamos. Todo esto se soluciona exteriorizando cuando no estamos bien, si os fijáis por ejemplo la alegría o la felicidad son fáciles de percibir, no hay tabú alguno que haga de losa en lo positivo, en cambio en lo negativo pesa la opinión y trato de terceros. Por eso incido en el entorno como papel clave para la recuperación de una persona que sufre depresión o cualquier otro trastorno. Cuando una persona decide romper con el espiral autodestructivo al que le somete la depresión, la mayoría de veces desgraciadamente de la mano de la ansiedad, simplemente busca no molestar, no estorbar, por eso marcarla como el centro de atención aunque sea en positivo puede forzar a que recule y con ello, una deriva hacia un escenario muchísimo peor. Cuando los miedos de la persona con depresión acaban derivando hacia el miedo a socializarse por culpa de una salida en falso, tenemos un doble problema.

A la depresión, como cualquier otra enfermedad hay que darle la importante justa y necesaria que facilite el tratarla como un factor más de nuestras vidas, no como el tótem de ellas. Somos mucho más que eso y por eso la toxicidad comienza en cómo nos catalogue el entorno o no, de forma indirecta si solo nos definen como un elemento depresivo, la gente actualmente suele huir de ello por automatismo y es algo que como sociedad debemos trabajar. Pero como no hay mal que por bien no venga, eso ayuda a saber quién de verdad se queda y ve en nosotros mucho más que una simple depresión, llevándonos de regalo ciertos vínculos que se trazan en escenarios críticos que son los que mejor resisten turbulencias futuras.

El mundo de la salud mental es tan grande y abierto que es casi imposible poder generalizar, la mejor forma de analizar o reflexionar sobre los casos es precisamente tratándolos de forma individual, por eso quiero reiterar en que es mi punto de vista y no tiene porque coincidir con el vuestro. Pero lo que sí no me quiero dejar es el presentar mi admiración por las personas que a pesar de sufrir esta enfermedad tan lapidaria en muchos casos, no dejan de lado su papel importante cuando educan a sus pequeños, cuando cuidan a sus mayores y cuando ayudan a los que están aún peor que ellas mismas, lamentablemente pocas veces nos damos cuenta del esfuerzo que supone todo ello en conjunto. No quería finalizar este texto sin dejar un vídeo con el que me crucé el otro día y agradecer de paso que hayáis dedicado vuestro tiempo en leerme hoy y otros días.

 

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