Soy una persona que tiendo siempre a contradecir las suposiciones y las conspiraciones urbanas, pero mi opinión ante los atentados de París, es simple. Esto no es una oleada de terrorismo, esto es el preludio de una gran guerra.

Es la primera guerra en la que creo que los gobiernos occidentales, no están preparados para afrontarla. Esto es una guerra con un inicio, pero sin un fin puntual. Las dos grandes guerras de la historia, tanto la primera, como la segunda guerra mundial, son guerras con un principio y un fin marcado, a causa de que sus estallidos van acompañados de tres motivos fundamentales; Capital , ocupación territorial e ideología política. Pero la guerra a la que nos enfrontamos en este siglo, es una guerra contra alguien que mata y muere por algo que no se puede ni ver, ni tocar, ni oler, ni oír. Es decir, una guerra contra alguien que mata y muere por la grandeza de un dios. Una guerra basada en el odio teológico y cultural. Nos enfrontamos a un enemigo que antes de ser prisionero, se auto-detona para provocar el mayor daño posible.

Todas las guerras teológicas de la humanidad tienen un inicio, pero no un final. El ejemplo mas destacado lo tenemos en las guerras que han habido en los países Árabes, que llevan presentes desde la edad media, hasta el día de hoy. La tercera guerra mundial, afortunadamente no va a ser nuclear, pero tranquilos, sera lo suficientemente larga cómo para que se cumpla la teoría del matemático Albert Einsten:

“La cuarta guerra mundial, será con piedras y palos, a causa de los efectos que habrá tenido la sociedad por la tercera.”